Declaración de la Coordinadora Internacional de Partidos y Organizaciones Revolucionarias (ICOR) – diciembre 2020

Es un gran éxito que debido a la investigación de muchas personas, ya un año después de las primeras infecciones de Covid-19, varias vacunas están a punto de ser aprobadas o ya se administran actualmente. Esto es un éxito, aunque debe continuar la estricta vigilancia y evaluación científica de la eficacia y tolerancia de estas vacunas. El éxito, la extensión de la vacunación, la calidad y la seguridad podrían ser aún mayores si esa investigación sobre las vacunas no estuviera también sujeta a la rivalidad de los consorcios farmacéuticos en el interés de la competencia imperialista. Así Rusia emplea su vacuna Sputnik V en el mercado latinoamericano para obtener ventajas frente a los rivales capitalistas de EE.UU., Alemania, Francia y Japón. La empresa china Sinovac concluyó con numerosos países contratos de prueba y de fabricación para su vacuna. Con la producción de vacunas de ARNm, también se ha logrado un nuevo tipo de vacuna. Debido a su simple estructura, entre otras cosas, se pueden producir muchos millones de dosis de vacunas en unas pocas semanas.
Todos los países y seres humanos, precisamente también los pobres deben tener acceso a la vacuna y el necesario tratamiento médico. Sin embargo, a medida que se acerca la aprobación de las vacunas de los grandes consorcios farmacéuticos Pfizer/Biontech, Moderna y AstraZeneca, se hace cada vez más evidente que los imperialistas tienen la intención de asegurarse la mayoría para sí mismos. Así pues, según Oxfam, sólo unos pocos países, que constituyen el 13 por ciento de la población mundial, ya han reservado para sí más de la mitad de todas las dosis de vacunas. En el caso del Perú, uno de los países con la mayor tasa de mortalidad per cápita en la pandemia, los suministros de vacunas se han anunciado sólo para agosto del año que viene. La institución Covax-Facility (Covid-19 Vaccines Global Access) fundada por la Organización Mundial de la Salud debe garantizar presuntamente una distribución justa de la vacuna. Pero para estos objetivos que ella misma se fijó, apenas hay compromisos financieros. Y la distribución prevista por Covax también es todo menos justa: se prevé que los países que pueden pagar sus propias dosis de vacunas tienen prioridad sobre los países que dependen de los fondos de ayuda. ¡Rechazamos tajantemente esta antihumana política sanitaria imperialista!
Incluso en los países imperialistas criticamos la política de vacunación. Ella da prioridad a grandes centros de prueba, en lugar de centrarse en la prestación de cuidados por los médicos generales cerca de casa. También allí la pandemia de Covid-19 es una enfermedad relacionada con la pobreza.
Exigimos: ¡El orden de vacunación debe basarse en criterios estrictamente de acuerdo a la medicina y la infectología – en todo el mundo, independientemente de las posibilidades financieras de los países y personas! En particular, debe tomarse en cuenta la logística necesaria: A los países con posibilidades limitadas para la necesaria refrigeración de las vacunas se les debe proporcionar las vacunas de AstraZeneca y Moderna y similares, cuya refrigeración es menos complicada. En la actualidad la vacunación debe ser voluntaria y no debe introducirse por la puerta de atrás la vacunación obligatoria otorgando ciertos derechos especiales para las personas vacunadas.
¡Las vacunas son un logro del desarrollo de la humanidad a las que todos los seres humanos tienen derecho! ¡Bajo el capitalismo/imperialismo, por el contrario se saca ganancia de las vacunas que pueden decidir sobre la vida y la muerte! ¡Abajo el derecho de patentes sobre las vacunas! ¡Adelante hacia el socialismo – por una sociedad en la que los logros de la humanidad también beneficien a todos!