Un nuevo incremento de precios en los artículos de primera necesidad enfrenta la clase trabajadora y el pueblo, haciendo ya insostenible la situación de los más vulnerables socialmente.
Demagógicamente el gobierno multicolor anuncia por la prensa obsecuente la posibilidad de un acuerdo de precios con los grandes productores y comerciantes, para tratar de apagar un posible estallido social, mientras que la población soporta una inflación que las propias autoridades reconocen en algo más del 8%, pero que en la realidad, los precios de los alimentos sobre todo, ya superan hace largo tiempo los dos dígitos.
Sumado esto a la rebaja salarial sufrida por trabajadores y jubilados luego de la última ronda de consejos de salarios, es de prever una muy difícil situación para los hogares de más bajos recursos. Debemos añadir que también se incrementaron los artículos de la canasta educativa, libros, cuadernos, vestimenta, etc., justamente en época de inicio de clases.
Este mes el trigo sube 30 dólares la tonelada en los precios internacionales, debido a la invasión rusa a Ucrania pasando de 475 dólares la tonelada a 491, y los poseedores de la tierra en nuestro país se apegan a esos precios haciendo un gran negocio aumentando sus ganancias a costa del hambre de la población.
En nuestro país aumenta la harina un 8% el día 14 de marzo y posiblemente otro 8% más a fines de mes, sin tener necesidad de hacerlo, ya que la cadena de producción de ese alimento está completa en nuestro país, desde el cultivo de trigo hasta la producción de pan, fideos, aceites, etc. Tenemos que decir, que la oligarquía terrateniente no compró tampoco fertilizantes ni pesticidas en el exterior luego del inicio de la guerra de Ucrania.
Esto demuestra en la práctica la necesidad de una reforma agraria si pensamos en ir construyendo un país con justicia social, porque esta inflación de los precios de la harina, soja, y sus derivados, se inicia en la tenencia de la tierra por parte de unos pocos integrantes de la oligarquía terrateniente que fijan los precios dentro de nuestras fronteras, según los precios internacionales de exportación.
Otro rubro que hace necesaria la reforma agraria en nuestro país, es el precio de la carne que entre enero y febrero llegó a un incremento de un 25%, lo que llevó el kilogramo de pulpa a unos 560 pesos al mostrador de las carnicerías de barrio, a más de 300 pesos la carne picada, etc. También la carne de pollo se incrementó de forma importante.
Los alimentos aumentaron en poco tiempo un 3,5% promedio, y son un 23% de la canasta de los hogares; promedio que se incrementa en los hogares de menores recursos, ya que para las familias trabajadoras la canasta alimentaria es un 30% y entre un 40% y un 50% en las familias de menores recursos.
En un contexto previo al referéndum contra 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración, debemos tener presente que una causa importante de esta escalada de aumento de precios, se debe al aumento de los combustibles, naftas, gas oíl, gas, por el método de las precios de paridad de importación introducido en la LUC, lo que lleva a aumentos mensuales de un producto básico para la producción y el consumo, y que es base de incremento del precio del transporte, la producción de todo tipo de bienes, así como fletes, etc.
Este 27 de marzo, el pueblo debe decir que SI, a la derogación de los 135 artículos de la LUC, y evitar de esta forma que se acelere la escalada de aumentos, la rebaja salarial, así como la represión a los trabajadores que luchan, el abuso policial en los barrios pobres, los desalojos exprés a quienes se atrasan unos días en el alquiler y tienen contratos sin garantías, así como la defensa del instituto de colonización como forma de preservar tierras para los campesinos pobres que deseen trabajarla, y tener una reserva de producción de alimentos más barata para la población más vulnerable.
Este 27 de marzo votamos SI, con la papeleta rosada.
¡Arriba los que luchan!
Jorge Pérez.