La Institucionalización Fascista – por Nebio Melo

Publicado en “Justicia” 2da. Época, número 3 en junio de 1976.

A pesar de los esfuerzos de los gobiernos vecinos, especialmente del brasileño, por apuntalar económicamente a la dictadura militar fascista (1), y de los buenos augurios de los organismos económicos internacionales (yanquis) por el “constante y determinado esfuerzo de reformar el sistema económico uruguayo que se había estancado, mucho antes de la recesión económica mundial” (Departamento de Comercio), cuando vamos a los hechos, incluso los difundidos por la propia dictadura, nos encontramos: por un lado, con déficit en cuanta balanza y cuanto presupuesto existe (eso no es una exageración, es rigurosamente así) (2), con un aumento extraordinario de la deuda externa, a manos imperialistas que exigen cada vez condiciones de pago más leoninas (3), etc., y por otro con un gran descenso del salario real, la liquidación de los beneficios sociales a los trabajadores y una política impositiva que hace blanco en las grandes masas populares (4). A este menú hay que agregarle además, como postre, un presupuesto militar monstruoso que sobrepasa el 50% del presupuesto nacional.

Con todo, no son estos resultados enumerados anteriormente, las únicas consecuencias económicas de la dominación fascista. La economía del país está sufriendo una verdadera reorganización, cuya esencia es la concentración y la entrega. La banca, la industria, los entes estatales y los recursos naturales inexplotados, han sido reordenados u ordenados para ser entregados a los grandes pulpos internacionales. También el campo (aparentemente golpeado en su conjunto por la falta de mercado para la carne está sufriendo un proceso de concentración monopólica acelerada. No todos han perdido, hay una ínfima minoría de grandes terratenientes que está a provechando para quedarse con tierras y ganado a bajos precios. Antes de la crisis de mayo de 1975, por ejemplo, el hermano de Bordaberry compro 4.000 novillos y no creemos que se le mueran de hambre. La reorganización de la economía tiene entonces sus beneficiarios: los capitales imperialistas, los grandes burgueses monopolistas ligados a ellos (especialmente los financieros) y los grandes terratenientes. (5)

También hay perjudicados: la inmensa mayoría de los orientales. Desde las grandes masas trabajadoras golpeadas en forma sistemática por la política económica de Vegh, pasando por los pequeños y medianos productores del campo, la pequeña y mediana industria, hasta llegar – incluso – a sectores del campo y de la industria que pasan de medianos, pero que al no tener intereses comunes con el imperialismo y al no ajustarse a la política monopólica de la dictadura han sido también golpeados.

Desde el punto de vista político la dictadura militar fascista sufre un aislamiento generalizado y creciente. Nacida en medio del repudio masivo de la clase obrera (que contestó al Golpe de Estado con una Huelga General de quince días) y de todas las fuerzas democráticas; enfrentada desde el principio a sindicatos, partidos políticos, Universidad, etc., la dictadura ha encontrado la forma de ir incorporando a la oposición activa a nuevos sectores. En mayo de 1975 la pequeñaburguesía y la burguesía del campo promovió al expresar su descontento una crisis que se reflejó en forma aguda en el seno de la dictadura. En octubre fue la Iglesia quién salió públicamente a deslindar los campos. ¡¡Obispos y estancieros también contra de la dictadura!!

Solo los capitales imperialistas y lo más retrogrado de la oligarquía van quedando firmemente detrás de la dictadura militar fascista: nunca han sido entregadas en forma tan descarada nuestras riquezas y nuestro pueblo reprimido tan brutal, cobarde y masivamente.

La “Institucionalización”

Para asegurar este proceso “revolucionario” la dictadura propone un nuevo tipo de estado. Se trata de institucionalizar el fascismo. El objetivo es unir a todos los sectores de la oligarquía en torno a determinadas reglas de juego, arrastrar tras de ellas a todos los sectores explotadores y sancionar con fuerza de ley una situación de intensa explotación de los trabajadores y feroz represión contra todos aquellos que se opongan a la dictadura. Esta es la respuesta de los fascistas para los años venideros, especialmente para el año 1976.

Los fascistas presentan esta salida en polémica abierta con otros sectores políticos de las clases dominantes y anuncian que “no habrá vuelta atrás al viejo Uruguay”. En fin, al menos en algo estamos de acuerdo.

Como decíamos en “PRENSA LIBRE” nro. 19: Hoy día la dictadura está más aislada que nunca. Ante esta situación de extrema soledad y debilidad la dictadura ha respondido con el garrote y también intenta hacerlo con el engaño. En el último periodo ha aumentado la represión en forma cada vez más indiscriminada y cobarde. Y a la vez han realizado pronunciamientos militares y presidenciales sobre la no realización de elecciones constitucionales: han formulado en cambio una serie de propuestas políticas con la intención de institucionalizar el fascismo. Ronda en sus cabezas el modelo brasileño o cualquier otra fórmula pseudodemocrática: se trata tan solo de maquillar el rostro del ya viejo matungo fascista.

La dictadura pretende con este plan político unificar al conjunto de la oligarquía tras de sí. Sueña con engañar – jugando con los profundos sentimientos democráticos de nuestro pueblo- algún sector de este. En fin, ampliar su base social e intentar su consolidación

Hoy podemos afirmar que estas intenciones no son más que simples deseos sin bases reales. La dictadura mantendrá su soledad y su inestabilidad como si fuera su sombra. Nuestro pueblo, que ha aprendido a odiar a los tiranos les responderá con el más firme repudio.

Separar el Trigo de la Cizaña, Ganar a la Clase Obrera.

Los troztkistas siguiendo los pasos de su locuaz precursor, estuvieron casi dos años entreteniendo a un sector del pueblo – por suerte no muy numeroso – “explicándole” la inexistencia del peligro fascista en el Uruguay. A juzgar por sus discípulos, cuánta razón tenía Lenin cuando comparaba a Troztky con “una nuez vacía” .  Acostumbrados a ver gallinas negras, se les atravesó una bataraza y se atropellaron en “demostrar” que no era una gallina.

Hoy, después de todo lo que ha pasado en nuestro país, parecería poco útil gastar más pólvora en chimangos. Ya les contestamos extensamente durante todo el año 1972 y la mitad de 1973, cuando buena parte de nuestros esfuerzos estaban destinados a que su veneno no se extendiera, desarmando a la clase obrera contra el peligro fascista. Sin embargo, como no son solo ellos los “confundidos” tenemos la obligación de persistir en la tarea.

Tuvimos también en nuestro Partido alguna gente que después del golpe de Estado se negaba a reconocer al fascismo como el enemigo principal y la peor de las calamidades que podía caer sobre nuestro país y nuestro pueblo. Afirmaban – incluso está escrito en un reportaje realizado en 1973 por un periódico argentino – que lo peor para nuestro pueblo era “la salida política” y que esta era “la carta del imperialismo”, que toda la actividad de Siracusa apuntaba a ello. Después, estas concepciones fueron abandonadas por las afirmaciones de que Cristi y Aguerrondo eran “nacionalistas de derecha” y que “no se les conocían vínculos con el imperialismo”: se llegó incluso a elogiar la “perspicacia” del Semanario “9 de febrero”, por proponer la salida política como mejor para las clases dominantes. Como se ve, toda una concepción.  

Aquí, además de una subestimación del peligro fascista y de la falta de capacidad para elaborar una política concreta para enfrentarlo, hay un grueso error en la valoración del carácter del fascismo. La dictadura terrorista es la respuesta de los sectores más retrógrados de la oligarquía ante la crisis y el avance de la revolución. Los fascistas son representantes políticos del conjunto de la gran burguesía pro-yanqui (especialmente del sector financiero y de los grandes terratenientes). Aparte de su carácter retrogrado y represivo los fascistas han demostrado en forma incuestionable ser los más descarados entreguistas, al servicio del imperialismo yanqui.

Sobre el “nacionalismo” de Cristi solo caben a esta altura dos especulaciones, o el sostenedor de esta tesis piensa que Cristi no tiene nada que ver con la dictadura o se refería a la “nacionalidad” americana con sede en Washington.

Suele ocurrir que si en lugar de analizar las corrientes políticas, uno se deja llevar por el último rumor o por los caracteres psicológicos de tal o cual personaje, se cosechan errores de grueso calibre. En el caso de Cristi estos errores estaban sostenidos por “argumentaciones” de una superficialidad manifiesta, como la tan conocida: “no se le conocen vínculos con el imperialismo”. El jefe de la Región Militar nro. 1 no solo ha representado en forma brutal los intereses imperialistas, sino que es además el presidente de la “Comisión del Sesquicentenario” que ha llevado adelante una “fina” labor para minar nuestra nacionalidad levantando la figura de Latorre – entre otras cosas – para ocultar la de Artigas. De yapa, Cristi es un enemigo rabioso del P.C.R.; fue él quien firmó el indignante comunicado del Ejército cuando el asesinato del camarada Joaquín Klüver; fue él quien elevó ante los jueces militares un escrito determinante solicitando el procesamiento de nuestros camaradas por asociación subversiva (de 6 a 18 años): fue él también quien contesto al pedido de informes del Consejo de Estado sobre el paradero del camarada Luis González González, afirmando canallescamente que se había fugado. Aparte de sus enormes responsabilidades políticas por el papel fundamental que juega a la cabeza de la dictadura militar fascista, el P.C.R. hace responsable directo a Cristi por la suerte corrida por nuestro querido camarada Luis.

Sobre Aguerrondo, el otro “nacionalista”, no vamos a abundar en detalles, solo diremos que en “PRENSA LIBRE” nro. 17 se extracta un documento de un ex-agente de la CIA en el cual se lo sindica como colaborador de esta organización.

Hay en estas valoraciones, también, un falso análisis de la situación y los intereses del imperialismo. El imperialismo yanqui marcha hacia la guerra (hasta el Papa se da cuenta de esto, cuando afirma que pasamos de una situación de post-guerra a otra de pre-guerra) y necesita tranquilidad en lo que tradicionalmente ha sido “su patio trasero”. Ya sabemos por que medios obtiene el imperialismo tranquilidad en América Latina, los últimos ejemplos son justamente Uruguay, Chile y Bolivia. Ya ha sido ampliamente demostrada la responsabilidad de los yanquis en estos golpes de Estado. La preferencia de algunos sectores del imperialismo por regímenes asentados en el engaño político tiene pocas posibilidades de funcionar por la crisis y la situación de las masas populares. Lo que buscan los yanquis de una u otra forma son regímenes relativamente estables, que les brinden seguridad principalmente en lo que se refiere a mantenerse dentro de su órbita de influencia (léase explotación) y la situación – el estado de ánimo y de conciencia – de las masas populares uruguayas representa un peligro muy difícil de maniatar por medio de la democracia burguesa.

Los peligros de una “apertura” son muy grandes y es una carta que la oligarquía y el imperialismo jugarán solo en caso de que no tengan más remedio. Sólo ante un gran empuje de las masas populares, pueden decidir retroceder para no perderlo todo, y en ese caso cómo se puede asegurar de antemano que las masas serán engañadas, que esta es “la peor salida” para el pueblo? (6).

Por eso los comunistas revolucionarios sin renunciar a llevar hasta el final nuestro programa Nacional y Democrático (Artiguista), estamos dispuestos en aras de tirar abajo la dictadura militar fascista a luchar codo a codo con todos aquellos que se oponen al fascismo y quieren instalar un régimen de “democracia representativa”: con elecciones para una Constituyente, que elabore una Constitución democrática y soberana: con elecciones mediante sufragio universal, directo y secreto para elegir las autoridades nacionales y departamentales: libertades públicas y democráticas a los partidos políticos, a la prensa, a los presos y perseguidos, etc. Estamos dispuestos a luchar para la formación de un Gran Frente Antifascista que tire abajo la dictadura militar fascista y se haga cargo del gobierno provisional, que cumpla con las medidas enumeradas más arriba, asegurando la libertad para el pueblo y la soberanía del país.       

El Revisionismo y el Fascismo                

La dirección revisionista del P.C. es doblemente responsable de la llegada del fascismo al poder: primero por no haber identificado al fascismo como el principal enemigo y el principal peligro, y segundo por poner al movimiento popular a la cola de las FFAA, hegemonizadas por mandos fascistas.

El procedimiento seguido en este caso es un ejemplo típico de la variante arismendiana del revisionismo. Permítasenos hacer aquí una diferencia entre el revisionismo de Berstein y el de Kautsky. Berstein es un revisionista desembozado, de alguna manera franco por la manera descarada en que revisa a Marx: Kautsky es de otro tipo, bordea los problemas, los deforma, los oculta: además de revisionista es un estafador. Así es Arismendi, un revisionista estafador tipo Kautsky.

Veamos. Para fortalecer sus concepciones la dirección revisionista del PC comienza polemizando con hipotéticos adversarios, que hipotéticamente sostienen que la contradicción principal es “civiles y militares” y que “la lucha de clases se detiene a la puerta de los cuarteles”. Muy fácil, verdad?. Pero por qué no contestan tan duchos polemistas a la siguiente: es o no el fascismo el enemigo principal de nuestro pueblo?. Y a esto otro: está o no ubicado el cuartel general fascista en la cúpula del ejército?.  Ni Arismendi, ni sus discípulos (por ejemplo Cuadrado) contestarán a estas preguntas. Eluden un problema político concreto: el ascenso del fascismo al poder remitiéndose a un análisis general de las contradicciones en la sociedad uruguaya. La contradicción oligarquía-pueblo ha dominado todo un período de la historia del Uruguay y seguirá en vigencia hasta que la Revolución Nacional y Democrática se encargue de mandarla al basurero de la historia, abriendo una nueva etapa en el desarrollo histórico del Uruguay y con ello nuevas contradicciones. La Revolución Nacional y Democrática pasa por diferentes fases objetivas determinadas tanto por grado de lucha, de organización, y de conciencia de nuestro pueblo, como por el carácter concreto de la dominación de la oligarquía.  

Es una verdadera estafa responder al peligro de la dominación fascista, remitiéndose a una formulación de tipo general, que sirve para definir todo un período histórico: y una estafa aún mayor es poner por delante a hipotéticos contendores defendiendo posiciones insostenibles.

Arismendi ha inspirado este truco de remitirse a definiciones generales para encarar una situación concreta en forma totalmente consciente: ha sido esta una cortina de humo para encubrir sus verdaderas concepciones. La trampa tiene una segunda vuelta, que consiste en lo siguiente: utilizar para señalar uno de los polos de la contradicción principal de nuestra sociedad una popularización, en lugar de oligarquía, “rosca”. Es en el lenguaje revisionista, “rosca”, un término equivalente a oligarquía?. Puestos en la disyuntiva de contestar a esta pregunta, ellos lo harán afirmativamente: pero en realidad toda su propaganda, todo el filo de su actividad (en la cual más de una vez, lamentablemente, embarcaron importantísimos sectores del movimiento popular) estaba destinada a hacer blanco en una parte de la oligarquía. El objetivo ha sido identificar esa parte con la palabra “rosca”  y ésta con el enemigo principal de nuestro pueblo. A quiénes identifican como “rosqueros” los sectores de masas influenciados por los revisionistas?. No nos equivocaremos en lo más mínimo si señalamos los nombre de algunos políticos corrompidos como Jorge Batlle, Pacheco, Peirano, Gari, Pereyra Reverbell, etc.   Son estos los enemigos principales de nuestro pueblo en este momento? Que son enemigos de nuestro pueblo no cabe duda. Pero son en este momento el enemigo principal, el blanco principal contra el cual debemos descargar toda nuestra fuerza?

Desde comienzos de 1972 el P.C.R. analizó la situación política de nuestro país y señaló al fascismo como el enemigo Nro. 1 de nuestro pueblo: los que faltan en la “rosca” de Arismendi, son justamente los principales cabecillas fascistas. Nadie identifica “rosca”, por ejemplo, con Cristi.  Por qué?  Porque una de las claves de la propaganda de Arismendi y sus discípulos ha sido la de ocultar al grupo de mandos fascistas  que ha hegemonizado al Ejército es estos últimos años.   

Con respecto al fascismo la política revisionista ha sido especialmente sibilina. Plantearon el problema del fascismo como algo específico de la enseñanza (las “bandas fascistas”, la “intervención fascista”, etc.) y en febrero y junio de 1973 (especialmente de febrero a junio), trataron de ocultar el ascenso del fascismo al poder. Se negaron a luchar por un programa independiente haciendo grandes esfuerzos por poner al movimiento popular a la cola de las FFAA; se negaron a levantar reivindicaciones democráticas que hubieran ahogado a los fascistas y unido a todo el pueblo, a todos los sectores antifascistas (incluso de las propias FFAA) detrás de la lucha de la clase obrera.

Actualmente – según C. Cuadrado – Arismendi recomienda desde Moscú tener en cuenta las enseñanzas del VII Congreso de la III Internacional. Menos mal!!! Seguramente es a esto que debemos algunos pequeños cambios entre los 2 informes de Cuadrado, uno de 1974 y otro de 1975. En el segundo se nota un mayor énfasis en marcar el carácter fascista de la dictadura y lo que más llama la atención es que mientras en el primer informe pretendió tirar la red sobre (más justo en realidad sería decir dejarse pescar por) las FFAA en su conjunto, en el segundo lo hace sobre “algún sector”. Lástima que aquí no podamos aplicar el viejo refrán: “nunca es tarde cuando la dicha es buena”, porque en verdad ni Arismendi ni Cuadrado han cambiado en lo esencial: su proposición de gobierno cívico-militar, así lo demuestra.

Cuando Cuadrado dice: “ni paternalismo militar ni antimilitarismo vulgar”: en realidad quiere decir, dennos participación que nosotros nos encargamos de que la clase obrera no luche con un programa independiente.

La clase obrera, el pueblo uruguayo, más del 90% de la población de nuestro país aspira a un gobierno provisional de carácter antifascista. Los militares que estén dispuestos a derribar a la dictadura, liberar a los presos, castigar a los torturadores, defender la soberanía de nuestro país y la libertad de nuestro pueblo; los que estén dispuestos a barrer el fascismo de las FFAA y del país, aunque ello signifique la destrucción de las actuales FFAA, seguramente formarán parte del gobierno provisional antifascista. Lo de cívico-militar está de más, no define nada (a no ser la disposición de ponerse a la cola  de las FFAA, o de “algún sector” de las mismas), y además confunde, también la dictadura es cívico-militar.

Las FFAA son las principales responsables, por obra y gracia de un grupo de mandos fascistas que ha logrado dirigirlas, de lo que pasa en Uruguay, y estos mandos son un blanco contra el cual apuntan las masas populares y todos los sectores antifascistas.

Las actuales FFAA – dirigidas por mandos fascistas – serán segura e imprescindiblemente conmovidas hasta sus cimientos por los golpes que les asestará la lucha del pueblo oriental.

Mantener la independencia de la clase obrera, quiere decir: estar dispuestos a luchar en la actual dificilísima situación, atreverse a movilizar a las masas, mantener la propaganda y la organización clandestinas, formar organizaciones clandestinas de masas, y también mantener en alto sin vacilaciones un programa independiente y claro. Desde ya señalamos: el pueblo uruguayo no perdonará sea cual sea la “evolución de la situación” a los torturadores y fascistas. Nada de “retiros”, ni “alejamientos del país”, ni “juicio dentro de sus instituciones”, y menos aún transacciones con castigos para un número limitado de “cabezas de turco”. Los torturadores y los fascistas ya han sido juzgados por las masas populares, que son las que han sufrido la represión y deben ser entregados a ellas para que reciban un castigo ejemplar.

La misma claridad debe de existir en el problema de los presos. Qué va a hacer el gobierno cívico-militar con ellos? No se sabe, por lo pronto de este tema algunos hablan poco. Está vedado? Para conformar a quién? Por el contrario, el gobierno provisional de carácter antifascista pondrá en libertad a todos los presos sindicales y políticos  y los honrará por haber sufrido en su pellejo la represión de la dictadura fascista.

La Posición del Proletariado

Derrocar la dictadura militar-fascista y dar un paso adelante en la Revolución Nacional y Democrática: esta es la posición del proletariado.

No se trata de una etapa diferente de la Revolución Nacional y Democrática, sino de una fase de la misma. En esta fase los enemigos se reducen a las fuerzas que sostienen directamente la dictadura fascista. Nuestro Partido ha llamado a formar un Gran Frente Antifascista a todos aquellos que se oponen a la dictadura militar fascista y han levantado un programa inmediato que ataca esencialmente al fascismo.

DESTITUCIÓN DE BORDABERRY  Y DE LA CAMARILLA MILITAR FASCISTA.

CREACIÓN DE UN GOBIERNO PROVISIONAL, POPULAR Y PATRIÓTICO.

CONVOCATORIA DE UNA ASAMBLEA CONSTITUYENTE, ELECCIONES NACIONALES Y DEPARTAMENTALES MEDIANTE SUFRAGIO UNIVERSAL, DIRECTO Y SECRETO PARA TODOS LOS CARGOS ELECTIVOS, CON GARANTÍAS PARA TODOS LOS PARTIDOS POLÍTICOS Y LIBERTAD DE EXPRESIÓN, DE REUNIÓN, DE AGITACIÓN Y PROPAGANDA.

 CONVOCATORIA INMEDIATA DE UN CONGRESO DEL PUEBLO, INTEGRADO POR TODAS LAS ORGANIZACIONES SINDICALES, POLÍTICAS, BARRIALES, Y REPRESENTANTES DE LOS PEQUEÑOS Y MEDIANOS PRODUCTORES RURALES, INDUSTRIALES Y COMERCIANTES.

AUMENTO INMEDIATO DE SALARIOS Y PASIVIDADES.

CONGELACIÓN DE PRECIOS.

AMPLIAS LIBERTADES POLÍTICAS Y GREMIALES.

AMNISTÍA PARA TODOS LOS PRESOS Y PERSEGUIDOS POLÍTICOS.  JUICIO Y CASTIGO A LOS TORTURADORES. 

MORATORIA DE LA DEUDA EXTERNA, NACIONALIZACIÓN DEL COMERCIO EXTERIOR, FRIGORÍFICOS Y BANCA.

EXPROPIACIÓN DE LOS GRANDES LATIFUNDIOS Y DEFENSA DE PEQUEÑOS Y MEDIANOS PRODUCTORES DEL CAMPO.

Este programa, esencialmente correcto para la situación actual, fue elevado por el P.C.R. en junio de 1974. Debemos agregar hoy la proposición de elecciones nacionales y departamentales mediante sufragio universal, directo y secreto para todos los cargos electivos, con garantía para todos los partidos políticos y libertad de expresión, de reunión, de agitación y propaganda, etc. Como decíamos más arriba, sin renunciar a llevar hasta el fin nuestro programa nacional y democrático, estamos dispuestos a luchar junto a todos aquellos que aspiren a tirar abajo la dictadura militar fascista, e instalar en el país un régimen democrático.

Claro que cumplir las reivindicaciones anteriormente enumeradas no será fácil, aún dentro del campo de quienes hoy están dispuestos a luchar contra el fascismo y con quienes debemos tratar de unirnos en diferentes grados, o de neutralizarlos (según los casos): habrá problemas para cumplir un programa nacional y democrático consecuente. Para poder dar un paso adelante en la Revolución Nacional y Democrática al derrocar la dictadura, debemos en este momentos, fortalecer las fuerzas del proletariado y lograr la unidad del proletariado con el resto de los trabajadores y el pueblo.

Frente Antifascista significa: Unir a todas las capas del pueblo, neutralizar a todas aquellas fuerzas tradicionalmente no populares pero que se oponen al fascismo y aislar al máximo la dictadura militar fascista.

Como decíamos en “Prensa Libre” Nro. 19: “Terminar con la tiranía!  Debe ser el grito y la acción que resuene fuerte a todo lo ancho y lo largo del país. Hoy cuando se acrecienta permanentemente la columna de las fuerzas patrióticas y democráticas de oposición a la dictadura. Cuando sindicatos, Partidos, Iglesia y la más variada gama de instituciones antifascistas han ido conformando en la vida y en el enfrentamiento un amplio frente contra la dictadura fascista, se impone avanzar en la concreción de esa unidad. Para lograr mañana esa unidad política es necesario crearla hoy mismo en la lucha conjunta contra la dictadura: forjar la unidad en nuestra patria, en medio de la lucha, es el imperativo de la hora actual.

Por eso nuestro llamamiento a todas las fuerzas antifascistas, especialmente a las organizaciones revolucionarias a la más amplia unidad de acción para asestar golpes coordinados a la tiranía. Que centenares, miles de acuerdos que golpeen a la dictadura se forjen en las fábricas, en los centros de estudio, en los barrios, en Montevideo y en el Interior”.

La unidad del proletariado con los demás trabajadores y la pequeño burguesía revolucionaria quiere decir: luchar por la unidad del P.C.R. con las diferentes organizaciones y personalidades revolucionarias. Qué es lo que tienen en común estas fuerzas? Su propósito de defender en forma intransigente la soberanía del país y la libertad del pueblo. Por ello es que son los depositarios de la tradición artiguista. 

Fortalecer las fuerzas del proletariado significa: construir un fuerte P.C.R. capaz de derrotar al revisionismo en la clase obrera urbana, y de levantar fuertes sindicatos de asalariados agrícolas y organizaciones campesinas en el campo.

Partido Comunista puede haber uno sólo, esto lo entienden bien los obreros comunistas. Nuestro Partido, si aspira a dirigir el proceso revolucionario debe prepararse para dirigir la clase obrera en su conjunto y debe ser capaz de ganarle a la dirección revisionista del falso P.C. el grueso de su base obrera.

Para ello, en primer lugar, hay que contar la propia existencia del P.C.R. que se ha fortalecido en lucha contra las más duras campañas represivas. Desde 1972 el P.C.R. viene teniendo una incidencia cada vez mayor en la lucha de la clase obrera, y su justa política de Frente Antifascista se ha ganado la simpatía de los más amplios sectores.

Por otra parte la propia situación del país requiere para poder tener ascendiente sobre las masas una política revolucionaria. Quien tenga una política revolucionaria justa y sea capaz de ponerla en práctica se transformará seguramente en un tiempo relativamente corto en una fuerza poderosa.

Las bases están echadas, contamos hoy con una incipiente organización de vanguardia, conocemos el camino que tenemos por delante y hemos marcado con caridad la línea divisoria entre los amigos y los enemigos: debemos entonces multiplicar esfuerzos para convertirnos en una organización de combate que ponga en pie a la clase obrera y el pueblo, que ponga orden en las filas revolucionarias y una a todas las fuerzas antifascistas.

Hemos hasta ahora mantenido una propaganda clandestina de buen nivel y en algunos períodos de importante tiraje (5.000 ejemplares en Noviembre de 1974): pero para las necesidades de hoy en día, insuficiente. Montar una buena red de propaganda clandestina nos llevará de la mano a convertirnos en la organización de combate que la clase obrera y el pueblo uruguayo están necesitando.

Se Acercan Grandes Acontecimientos

Es imprescindible y urgente poner en pie a la clase obrera y fortalecer sus organizaciones: el momento actual así lo exige. Reivindicaciones como: PARO GENERAL POR SALARIO Y LIBERTAD son en estas circunstancias reivindicaciones revolucionarias, que pueden perfectamente hacer volar en pedazos la dictadura.

Sobre la base de una situación económica desastroza, y de un aislamiento político total de la dictadura, los diferentes sectores políticos y sociales marchan hacia un enfrentamiento.

Hemos vivido dos años y medio de contrarrevolución. En 1973 y 1974 la lucha y los intentos de lucha de la clase obrera fueron reprimidos brutalmente. 1975, en que la represión se ha extendido, ha sido un año en el cual la clase de vanguardia ha buscado reorganizarse para luchar en forma diferente. Los viejos métodos no sirven para luchar contra el fascismo. Mientras la clase obrera se reorganiza en forma cautelosa, fundamentalmente clandestina, otros sectores han salido a la lucha abierta contra la dictadura militar fascista. El campo antidictatorial se amplía continuamente. Tenemos el ejemplo de la crisis de mayo de 1975, cuyas causas lejos de ser eliminadas se han agravado. La dictadura le teme al año 1976, y no es para menos. Su política de institucionalizar el fascismo, de mantener el actual esquema económico, y de no conceder elecciones nacionales  como manda la Constitución, es una invitación a la lucha a los más amplios sectores.

Después del golpe de Estado y la Huelga General el P.C.R. planteó que entrabamos en un período de reflujo, pero que con el fascismo lejos de solucionarse los problemas  que sufre nuestro país se agravarían y que la dictadura militar fascista rechazada desde el comienzo por nuestro pueblo se iría aislando cada vez más en la medida que pusiera en práctica sus planes: por lo tanto, su dominación solo podría ser temporal, por un corto período. El reflujo se ha mantenido, pero nos acercamos a un punto en el cual el descontento, el ahogo económico y las inquietudes políticas pueden estallar en cualquier momento.

Todo el país se pregunta a dónde vamos. Hay que dar a esto urgente respuesta: el año 1976 será casi con seguridad un año en el cual las respuestas teóricas tendrán la oportunidad y la obligación de ponerse en práctica. Claro que a los grandes acontecimientos no se les puede poner fecha, pero hay en nuestro país gran cantidad de combustible acumulado, las grandes masas exigirán en poco tiempo respuestas económicas y políticas a su grave situación si la lucha de la clase obrera experimenta una reanimación todas las contradicciones se pondrán al rojo vivo.

En momentos como los que hoy vivimos, aparentemente calmos pero cargados de tormenta, los soldados de Artigas juntaban las caballadas y afilaban sus chuzas: “una sola chispa puede  incendiar la pradera”.

Centralizar y distribuir la información, organizar y coordinar las diferentes luchas, unir detrás de la política y el programa de Frente Antifascista: buena parte de esto se logra con la prensa clandestina. Montar una organización que llegue con la propaganda de la política de la clase obrera a todos los sectores del pueblo y la sociedad uruguaya significa comenzar a montar seriamente una organización de combate.

Así decíamos en “Prensa Libre” Nro. 19: “Hoy en el camino de la unidad de acción contra la tiranía, la prensa clandestina tiene importancia fundamental. A todos los hombres de nuestro pueblo, provengan de donde provengan y que guiados por el ideario artiguista están dispuestos a defender la patria los llamamos a unirse junto a nuestro programa y a nuestra PRENSA LIBRE en Comités de Lucha contra la dictadura”.             

Notas:

(1) Esto se ha visto especialmente en las compras de carne. 25.000 toneladas en 1974 y 15.000 en 1975

(2) Balanza comercial en 1975: déficit de 167 millones de dólares. Balanza de pagos: déficit de 212 millones de dólares. Pérdida de reservas internacionales de enero a setiembre de 1975: 86,5 millones de dólares. Déficit del presupuesto nacional en 1975: 406.200 millones de pesos viejos. Inflación: 70%

(3) Entre enero y setiembre de 1975, la deuda externa (si no tenemos en cuenta Bonos del Tesoro que son más de 270 millones) aumento 124 millones  de dólares, notándose un gran aumento de la deuda con el FMI (30 millones) y con bancos de EEUU (51 millones), abandonándose por completo la línea de Cohen de endeudarse con Europa, por otra más fácil y más cara, hacerlo con EEUU.

(4) El salario, en 1973, descendió aproximadamente un 30%. Según los datos oficiales esa cifra fue la de descenso en el sector privado. Para el sector público, el gobierno habla de un aumento de salario real en un 9%, pero eso debe analizarse teniendo en cuenta: a) la disminución del personal empleado por el Estado, como en la enseñanza y otras ramas. Hubo un aumento de salarios luego de una “depuración”, es decir un aumento de la desocupación y un incremento para un número menor de funcionarios. b) el alto porcentaje de gastos del Estado que se emplean en las Fuerzas Armadas.

En cuanto a los impuestos ha habido un progresivo desplazamiento hacia los impuestos al consumo que paga el pueblo, y a la pequeña y mediana producción rural, industrial y al comercio – estos últimos sufren, al igual que los trabajadores asalariados – el brutal aumento de los alquileres. Al mismo tiempo se eliminaron una serie de impuestos que caían en los poderosos: a la renta, las acciones de sociedades anónimas, a la herencia, al interés de los deudores públicos, etc.

(5) En el campo, el sector más golpeado de la producción ganadera ha sido el sector “criador” donde la rentabilidad – a estar por lo que dice la propia Federación Rural – ha sido negativa. En cambio los “invernadores”, actividad vinculada en general al latifundio y que no requiere mayor inversión, han sido incluso favorecidos: en sus grandes estancias y sin urgencias económicas pueden mantener sus ganados y esperar mejor precio.

Las ventajas de la “liberalización” han sido aprovechadas por los imperialistas que se han adueñado de numerosas empresas: dique Regusci Voulminot, Ferrosmalt, Campomar, Banco Pan de Azúcar, etc.  De paso se demuestra que la “inversión extranjera” no trae ventaja alguna: en la mayoría de los casos no instalan industrias, sino que – simplemente – compran las ya existentes.

Los otros que llevan las ganancias son los grandes bancos (con fuertes capitales imperialistas)  – los pocos que van quedando – y a los que se les hace el campo oregano con la liberalización de cambios, de tasas de interés y el proyecto imperialista de convertir al país en una “plaza financiera internacional”. Al mismo tiempo –denuncian los productores rurales – “la banca privada se ha transformado en una verdadera bomba de succión de la agropecuaria. El endeudamiento se estima en el 50% del capital,  en semovientes, con tasas de interés, superiores al 60% anual y que resultan insostenibles”.

(6) Lo cual no quiere decir que no puedan darle una cierta fachada seudodemocrática (tipo Brasil, por ejemplo) tal como se indica más arriba, al fascismo. Tampoco puede extrañar que los propios yanquis busquen algunas medidas que, sin alterar nada fundamental, persigan mejorar la imagen de estos regímenes.

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