El verdadero programa del gobierno del FA: congelación (o rebaja) salarial, ajuste fiscal para pagar la deuda externa y mantener las exenciones impositivas a los monopolios.

Una política salarial de mayor explotación

Del reciente informe del Instituto Cuesta-Duarte del Pit-Cnt sobre “Salarios Sumergidos” extractamos un primer gráfico y el resumen del mismo.

“En 2024, alrededor de 503.000 ocupados percibieron ingresos sumergidos por su trabajo, lo que representa un 30% del total. Por franjas de ingresos, se estima que 153.000 personas ganaron menos de $15.000 líquidos mensuales, 350.000 tuvieron ingresos entre $15.000 y $25.000 al mes, 358.000 entre $25.000 y $35.000, 339.000 entre $35.000 y $50.000, y finalmente unos 445.000 ocupados recibieron ingresos superiores a los $50.000 mensuales. En el caso de los trabajadores dependientes (asalariados), unos 293.000 percibieron salarios sumergidos (25% del total)”.

Este estudio muestra el agravamiento de la explotación de los trabajadores en nuestro país, llevado adelante por los sucesivos gobiernos de la derecha tradicional y el Frente Amplio en estos años.

Para definir cuáles serían los “salarios sumergidos” habría que tener en cuenta algo de lo que la dirección oportunista de la mayoría de la dirección del Pit-Cnt y el Instituto citado no ponen en el informe, cuánto precisa una familia obrera realmente para vivir. Nosotros consideramos que la canasta familiar que cada tanto publica el semanario Búsqueda anda bastante cerca de la realidad, hoy en unos $124.000.

Tomando esa cifra habría que suponer que si en el mejor de los casos entran dos salarios por hogar, por lo menos habría que poner entre los salarios sumergidos, o sea los que están lejos de poder cubrir los gastos fundamentales de vivienda, alimentación, salud, vestimenta, transporte, educación, etc., a la franja de $25000 a $35.000 con lo que se llegaría al 52% del total de los trabajadores ocupados y 49% de los asalariados.

La situación de la clase obrera está agravada aún más por la gran inestabilidad laboral y la desocupación que existe por la creciente desindustrialización del país y el atraso cambiario que desde hace décadas subsidia las importaciones, afectando la producción y el comercio local.

Los salarios sumergidos corresponden en general a los sectores de trabajadores con menos capacidad de organización sindical y generan al final de la vida jubilaciones de miseria.

Ante esta situación el gobierno, bajo la batuta del ministro de economía, Oddone, ha fijado las Pautas miserables para los Consejo de Salarios del sector privado, basadas en franjas y que introducen la “inflación subyacente”, que es una quita arbitraria de frutas, verduras y del combustible en el cálculo del IPC para los ajustes salariales, con el manido y falso argumento de que los aumentos de salarios incrementan la inflación.

Los cálculos del INE del IPC basados en precios y ponderaciones de los rubros que no se corresponden con los que realmente se consumen en una canasta obrera, son cuestionables, los ajustes por inflación pasada que se realizan a los 6 meses o al año dan pérdida  durante ese período. El cálculo por inflación futura se ha usado por los sucesivos gobiernos para incrementar más esa pérdida.

Pero no les alcanza, ahora es la “inflación subyacente”.

Aceptar este criterio arbitrario y descarado sin dar una lucha seria por aumento de salarios sería un retroceso vergonzoso para nuestra clase.

Llegamos a esta situación no solo por la voracidad explotadora del sistema capitalista-imperialista y por los gobiernos serviles a los monopolios y al capital financiero, sino por oportunismo predominante en las direcciones del movimiento sindical que se niegan una y otra vez a unificar las luchas por salario y presupuesto, a dar una batalla seria, combativa y de conjunto como es la que necesita nuestra clase para lograr sus justas reivindicaciones.

El presupuesto quinquenal “restrictivo”

Por lo que hemos conocido hasta ahora, este presupuesto presentado el 31/8, sería “el más restrictivo de los gobiernos del FA” según el propio ministro Oddone, fundamentando esto en el “déficit fiscal del 4,1% heredado” del gobierno de la coalición de la derecha y “la situación internacional de incertidumbre”.

O sea que del programa de gobierno ya muy lavado del FA para las elecciones de octubre pasado, del cual el subsecretario Vallcorba dijo hace unos días que “era impagable”, se pasó a las 63 medidas del discurso de Orsi en Colonia y ahora a este presupuesto, el verdadero programa de gobierno, donde lo fundamental sería “el crecimiento, la seguridad y el combate a la pobreza”, pero con un muy pobre incremento presupuestal de 140 millones de dólares para el 2026 que podría llegar a los 240 millones de dólares en el 2030. Esto con un PBI de 81.000 millones de dólares.

La base de este planteo es mantener a rajatabla una política económica, continuista del gobierno anterior al extremo, siguiendo los dictados del FMI, decorada con algunas migajas para la “pobreza infantil” y poco más.

En lo salarial para los trabajadores del sector público un duro y crudo congelamiento con riesgo de rebaja salarial según la inflación que se genere, contando con la complicidad de un oportunismo sindical que justifica y firma cualquier barbaridad.

Hay miles de millones de dólares todos los años para el pago de los servicios de la deuda pública usuraria, otro tanto de exenciones impositivas a los monopolios imperialistas, y un presupuesto que pagan fundamentalmente los trabajadores con el IVA y el IRPF. Mientras esto no cambie de raíz no habrá recursos para la salud, la vivienda, la educación pública y el salario digno para los trabajadores.

Ante esta situación el camino es la lucha lo más unificada y combativa posible y al calor de la misma cambiar la correlación de fuerzas en el movimiento sindical y popular, para que esta lucha tenga a la vez una perspectiva revolucionaria.

Se impone ir hacia un paro general de 24 horas, activo y combativo por salario y presupuesto.

                                                                                                                                 Ricardo Cohen

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