Procesaron a militares asesinos de Óscar Fernández Mendieta

En la jornada de ayer martes, la justicia procesó a Gustavo Aureliano Mieres Ultra y a Alberto Ballestrino Valls quienes torturaron hasta matar a nuestro camarada Óscar el 24 de mayo de 1973 en el Regimiento de Caballería Mecanizada N°2 de Durazno. Había un tercer indagado con pedido de procesamiento -Líber Morinelli Hernández- pero falleció este año.

Así se abre una nueva etapa en el juicio, iniciado hace muchos años en la búsqueda de justicia por la memoria de Óscar, por su familia, por nuestra organización y por el pueblo.

ÓSCAR FERNÁNDEZ MENDIETA… ¡PRESENTE!

Óscar, era un campesino pobre de la ciudad de Durazno, que distribuía Causa del Pueblo y pertenecía al PCRU.

Su labor entre las masas con el periódico y por el Partido se había iniciado hacía poco tiempo; era un militante más del pueblo uruguayo, anónimo y modesto. Confiaba plenamente en lo que estaba haciendo, estaba seguro de que era necesario y lo único verdadero, para que el pueblo dejara de ser oprimido y explotado.

Tan fuertemente pensaba esto, que cuando lo apresaron y torturaron, no dudó un momento en dar la vida por el pueblo, por el Partido y por la revolución!

Desbaratando de esta forma las pretensiones de los milicos fascistas de que traicionara a sus camaradas y a sus principios comunistas.

Demostró firmeza y entereza de comunista revolucionario, no cediendo ante el enemigo y dejando claro, que ellos solo son, como el camarada Mao dijo: «un tigre de papel».

Él es un ejemplo para todos nosotros y para ser como él; necesitamos su firmeza, sus convicciones, su entrega, el darlo todo por los demás. Esta dedicación se veía todos los días. Cuando se levantaba temprano a distribuir el periódico, cuando dejaba de labrar su tierra para asistir a una reunión de su Partido.

En lo personal era un hombre derecho, había estudiado para cura y cuando se dio cuenta que no era la solución para todo el pueblo, se puso a buscar el verdadero camino y lo encontró. Integró el verdadero Partido de los trabajadores.

Su familia era muy importante para él y la ayudaba, moral y económicamente. Cómo era él personalmente, en su integridad moral, como persona, en el buen sentido de la palabra lo describe su compañera, en una carta Causa del Pueblo, después de su muerte, de la que transcribamos un trozo, más adelante.

El momento político en el que se produce su asesinato, es decisivo para los fascistas y para el pueblo.

El PCR era duramente reprimido por su política correcta de formación de un FRENTE ANTIFASCISTA. Política peligrosa para los fascistas que veían, que con dicho frente se iban a ir sus planes abajo.

Los fascistas preparaban un golpe, que dieron antes de haberse cumplido un mes del asesinato de nuestro querido camarada. Quer ían desprestigiar el parlamento, arrasar con las libertades democráticas conquistadas con la sangre del pueblo. Pretendían vincular al Parlamento con la «subversión marxista».

El pueblo luchaba contra los desafueros y defendía sus derechos.

Lo de Oscar el pueblo en general lo conoció a través de las denuncias parlamentarias, de políticos que defendían los intereses populares, como Erro, Michelini, Terra por no citar otros. También a través de Causa del Pueblo. Se repudió de inmediato el hecho y quedó claro que el pueblo uruguayo sabe realmente cuales son sus derechos humanos y que sólo se pueden hacer respetar con la lucha popular.

La actual denuncia de los imperialistas yanquis de la defensa de los derechos humanos, ya la comprendía en ese entonces nuestro pueblo. No precisa de la demagogia «ayuda clarificadora» de Cárter para emprender la defensa de ellos!

El pueblo en el que vivía Oscar, le acompañó hasta su tumba con dolor, rabia y deseos de venganza a sus torturadores.

El PCRU y su pueblo se preocuparon en averiguar quienes fueron sus asesinos y torturadores, tronchando su vida tan joven.

Los nombraremos uno a uno y diremos sus «proezas» para entender hasta el final contra quienes tendremos que luchar y que tipo de lucha tendremos que librar, para arrebatarles el poder de las manos.

El PCRU denuncia que los ASESINOS de Oscar Fernández fueron:

Capitán Núñez; en ese momento iba a ser ascendido a Mayor, seguramente por sus «méritos». Fue uno de los asesinos de otro patriota, el compañero Luis Batalla, asesinado en el cuartel de la ciudad de Treinta y Tres, en junio de 1972.

Capitán Moreneli; este individuo se crió y educó en Durazno. Acostumbraba interrogar borracho y trató de violar a una compañera. Hay testigos que podrían verificarlo.

Teniente Saravia; entrenado en Panamá. También gustaba de emborracharse y se paseaba en esas ocasiones en calzoncillos delante de la tropa. Violó a compañeras del MLN maniatadas.

Estos son los «moralistas» que asesinaron a un comunista revolucionario por defender los intereses de la clase obrera y los del pueblo.

Lo consideraban «subversivo e inmoral», por atentar contra su «justo orden».

Pero éstos sólo son peones de los grandes mandos como el Gral. Esteban Cristi, líder y ejemplo de los fascistas, ex jefe de la Región Nº 1 y que en una parte de su discurso de pase a retiro dijo:

«He de responder en primer lugar, que como soldado y tal como me lo enseñara mi padre con su ejemplo, dediqué mi vida a la Patria y a servirla en el seno de las FFAA, procurando siempre cumplir mis deberes, de acuerdo a las exigencias de cada momento.»

Los anteriores son los hechos y el discurso, las palabras; y como bien dice un refrán popular «del dicho al hecho hay un gran trecho.»

Los Generales CRISTI, VADORA, etc. permiten que su oficialidad se emborrache, viole, torture, ultraje e inclusive mate al pueblo. Pero seg ún él ha cumplido con su deber. Quizás se refiera a su deber de asesino, explotador y torturador.

Que el Gral. Cristi y sus socios y lacayos, duerman tranquilos si pueden. Ellos mismos saben que cuando matan a un militante popular se desprestigian y a íslan. Le temen a la justicia del pueblo. Se desenmascaran como lo que son, bestias, que al no tener la razón, usan de la fuerza. De ahí los comunicados diciendo: «infarto de miocardio», como si no se supiera que un infarto o lo que sea se pueden producir por la tortura y el mal trato.

Estas son pantomimas, para tapar lo irreparable, que el pueblo vea que son lobos y no indefensos corderos. Son nuestros enemigos irreconciliables.

Los fascistas desde su órgano de prensa «Azul y Blanco» se llenaban la boca hablando de moral!

EL PUEBLO PREGUNTA:

De qué moral nos hablan?

De atropellos, de vejaciones, de explotación, de sus prebendas a costillas del pueblo.

EL PUEBLO DICE:

Nosotros queremos la moral de los revolucionarios la que no vacila en darlo todo para que vivamos mejor, por tener más libertades, por tener verdadera justicia, por tener un salario y vivienda dignos.

El pueblo con Oscar Fernández y sus demás mártires HA ELEGIDO LA LUCHA CONTRA EL ENEMIGO PRINCIPAL: EL FASCISMO!

La lucha contra el desafuero de Erro, la Huelga General revolucionaria, de junio-julio del 73, los posteriores innumerables conflictos, el repudio a los asesinatos de sus hijos (inclusive los más recientes y sentidos, Gutiérrez Ruiz y Michelini) demuestra claramente que:

EL PUEBLO HA ELEGIDO

Por la moral revolucionaria; por la independencia; por librarse de la opresión fascista; y de sus amos los yanquis; por la libertad de los presos populares injustamente encarcelados, por el cese de la tortura; por mejores salarios, etc.

En definitiva: POR DERROCAR LA DICTADURA MILITAR FASCISTA!!

Pero la pregunta más frecuente en estos momentos es: necesitamos saber COMO DERROCARLA?

EL PCRU RESPONDE:

Voltearla no es fácil, necesitamos la unión de todos los sectores antifascistas, que se tome conciencia que con una huelga aislada, con una protesta de vez en cuando, no basta. Necesitamos un gran movimiento de masas que los haga tambalear, descomponerse interiormente y caer. Y no caerán por su gusto, habremos de utilizar la fuerza para derrocarlos y aplastarlos. Éstas que ellos han utilizado en contra de nosotros, cuando estábamos con las manos maniatadas. Entonces el pueblo impondrá sus condiciones, las habrá ganado con su lucha. Ya no serán ellos los que digan; daremos para el 81, esto.

EL PUEBLO HA ELEGIDO, IMPONDRÁ SUS CONDICIONES, LEVANTARA SU PROGRAMA.

TOMANDO EL EJEMPLO DE LOS QUE MURIERON POR EL PUEBLO:

DERROCAR LA DICTADURA

FORMAR EL FRENTE ANTIFASCISTA

NI OLVIDO, NI PERDON – JUICIO Y CASTIGO

M. Somma

Lo que sigue son extractos de la carta que la esposa de nuestro camarada Oscar Fernández Mendieta envió a «CAUSA DEL PUEBLO» semanario legal dirigido por el Partido que apareció desde 1972 hasta el 27 de junio de 1973. Ello ilustra sobre muchos aspectos de la vida de este mártir del Partido y del pueblo en su lucha contra el fascismo, asesinado por torturas el 24 de mayo de 1973 en un cuartel de Durazno. Sobre su muerte, las palabras del Senador democratacristiano, Juan Pablo Terra, representan el sentimiento de todo el pueblo que lo acompañó en su sepelio: «Oscar murió porque no dijo a sus torturadores lo que ellos querían que dijera.»

ASÍ ERA ÓSCAR

«Lo conocí en la primera reunión que tuvimos para formar el comité de apoyo a «Causa del Pueblo». Lo había visto pocas veces, pero tenía referencias de que era un luchador constante y muy buen compañero.

Había estudiado en el Seminario, recibiendo una mensualidad de sus padres. Se da cuenta que no puede seguir, que sus padres tienen problemas económicos. Por eso y por no estar seguro de sus inclinaciones sacerdotales se retira del Seminario; él piensa que tiene que ayudar a sus padres y se pone a trabajar en el campo. Considera que hay varias formas de militar y esta es una de ellas. Trabaja y milita. Actualmente trabajaba en una chacra a 6 kilómetros de la ciudad de Durazno. Se levantaba a las 7. Casi enseguida se ponía a trabajar hasta las 11 o más. Venía derecho a cocinarse para él y luego de vuelta a trabajar. Cuando estaba solo no tenía horas para dejar el trabajo y cuando teníamos reuniones, me decía que solamente había tenido tiempo para bañarse antes de llegar a la reunión.

A veces las reuniones no eran productivas ni aportaban nada nuevo. El lo consideraba así, pero nunca falto a ellas, tratando con su crítica, su actitud de que fueran provechosas. Las pocas veces que llegaba tarde no era de su gusto, sino por estar hablando con algún obrero. Nunca desaprovechaba la ocasión para hablar con la gente.

Era lo que se dice un verdadero militante. El se volcó al marxismo-leninismo porque consideraba que era lo único que servía en ese momento al pueblo uruguayo. Después que nos casamos estudiábamos los dos, discutíamos y sacábamos conclusiones.

Con respecto a «Causa del Pueblo» lo apoyaba y trabajaba con el semanario, pero siempre mantenía una actitud crítica, A veces discrepaba y le planteaba como por ejemplo con los comités barriales contra la carestía, la escasez y la especulación. Decía que este tipo de organización no servía para el interior, donde la conciencia era mucho menos elevada que en Montevideo, donde hay una mayor experiencia de lucha. Yo estaba en el grupo de distribución y finanzas del Comité de apoyo a «Causa» y muchas veces él me frenaba cuando yo criticaba a los de mi grupo por su falta de responsabilidad y él me decía; «Está bien que les hagas las críticas, pero busca la forma de hacérselas pues así no conseguís nada.»

Como militante y trabajador era muy responsable. Muchas veces, de soltero, sabiendo que «Causa» había llegado, antes de las 8 de la mañana lo salía a repartir. Después de casado, teniendo que repartir el periódico coincidía muchas veces con mis clases. Algunas veces -mejor dicho casi siempre- yo venía en bicicleta. Y más cuando supimos que esperábamos un niño, el Venía a dedo y me daba la bicicleta a mí. La mayoría de las veces llegaba a pie al pueblo, no descansaba y salía a repartir el periódico.

Los padres me hablaban de su responsabilidad para con ellos. Siempre los ayudó aunque se quedara sin nada. Más que un hijo fue un padre para ellos, según sus propias palabras. A la chacra muchas veces llegaban mochileros, gente buscando trabajo que habían recorrido el país y pedían para pasar la noche, Nunca les negó hospedaje o cualquier cosa que le pidieran. Hablaba con ellos de la situación del país.

Se había integrado al Partido Comunista Revolucionario. Hasta el fin se mostró íntegro. Me dio coraje y valor, mostrándose sereno cuando subió a la camioneta que lo llevaba al cuartel. Levantó las manos esposadas y sonriendo me saludó hasta lo último.»

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