El Frente Amplio, los blancos y casi todos los colorados, transaron el rescate de una Caja de Profesionales que ahora vive con respiración artificial. La Caja se fundió por las malas administraciones y por la baja de aportantes. Su sistema es un despojo al bolsillo de los profesionales, con aportes por salarios fictos que los jóvenes no ganan y que hacen cuesta arriba el ejercicio. Muchos profesionales declaran no ejercicio y piden a un colega que les firme sus trabajos.
En las últimas décadas, en las que se acentuó el capitalismo imperialista, creció el ejercicio profesional bajo relación de dependencia, tanto para otros profesionales, para empresas privadas de distinto tipo como para el Estado. A su vez, en los últimos 40 años surgieron titulaciones cuyo ejercicio es predominantemente como trabajadores dependientes, siendo mano de obra muy calificada (y muchas veces muy precaria). También hay que tener en cuenta el aumento de la matrícula y el egreso indiscriminado de profesionales que no tienen fuente de trabajo asegurada.
La tasa de reemplazo de los jubilados profesionales es del 55% y los timbres profesionales se pasaron a ajustar por el IPC (según varía la inflación) y no por el índice medio de salarios como se hacía hasta la década de los 90. Esto último es lo que se conoce como “descalce” y se estima en U$S600 millones.
Las principales propuestas de rescate financiero
En lo esencial, el gobierno propone rescatar la caja en base a:
Aumento de aportes del 18,5% al 22,5% de un “sueldo ficto”.
Impuesto a las jubilaciones profesionales
Aporte directo del Estado
Reducción de la tasa de reemplazo
Aumento de la edad jubilatoria a 65 años
Las asociaciones de profesionales plantean:
Ajuste de timbres profesionales por el Índice Medio de Salarios
Más aporte del Estado
Que los profesionales que aportan al BPS deban cambiar a la Caja de Profesionales
Nuestra crítica sobre la propuesta de ajuste de los Timbres Profesionales
Los timbres profesionales se ajustan de acuerdo al IPC, si variaran según el Índice Medio de Salarios, el ritmo del aumento será más rápido. Esta propuesta recarga a los usuarios de los servicios profesionales, especialmente a quienes se atienden en las mutualistas (órdenes, tickets, certificaciones, etc.) ya que los usuarios de la salud privada, aportan dos terceras partes de la recaudación anual de timbres profesionales. Además es tremendamente injusto cambiar la forma de ajuste de los timbres profesionales para salvar la Caja cuando los salarios aumentan con la lucha de los trabajadores, lucha en que algunos de los profesionales que reclaman esto no participan o peor aún, están del lado de la patronal en sus cargos gerenciales o de asesores.
Sobre el pasaje de los profesionales dependientes a la Caja
Esta propuesta es del Colegio de Contadores y no podemos calificarlo de otra cosa que no sea un delirio. Así como está mal que los funcionarios de la caja no aporten al BPS, también es injusto que trabajadores dependientes por el hecho de tener un título universitario tengan que perder derechos con aportes más caros.
Finalmente esto fue lo que se resolvió
1 Más aporte del Estado que el previsto
Producto de la negociación entre el gobierno, los blancos y los colorados, aumentó el aporte del Estado que para 2025 originariamente iba a ser de U$S 31 millones y ahora será de U$S 48 millones. En lo que queda de este año, el Estado va a poner $1973 millones (U$S 48millones), el año que viene recibirá todos los meses, el equivalente a la recaudación mensual multiplicada por 2,5 (dos veces y media) más un adicional máximo de $665 millones, en 2027 el adicional máximo baja a la mitad ($332 millones). En el período 2025-2027 según el proyecto, la asistencia estatal llegaría a los U$S 80 millones.
2 Aumento gradual de los aportes en 3 años
Los activos mantienen el aporte en 18,5% de los sueldos fictos bajo condición de que la Caja no dé pérdidas reales o proyectadas, de lo contrario el gobierno podrá subir hasta el 20,5% para 2026 llegando, 21,5% en 2027 y 22,5% para el año 2028. Es decir que el aumento que proponía el FA será progresivo en tres años y no de una sola vez.
3 Impuesto a las jubilaciones con tres escalas
Los jubilados que ganen hasta $39.455 no pagan, los que ganen entre $39.456 y $65.760 pagan un impuesto del 2% (de $789 a $1315) y los que ganen por encima de esos montos, pagarán un 5%. En algunos casos, el impuesto equivale a un mes de jubilación por año.
4 Rebaja de las jubilaciones
La tasa de reemplazo baja gradualmente según fecha de causal jubilatoria. Para las personas nacidas en 1981 en adelante (43-44 años de edad), la tasa de reemplazo arrancará en el 45% computando un promedio de 20 mejores años de aportes y con tasas de adquisición de derechos muy bajas (con 65 años es del 1.5% del sueldo básico jubilatorio).
Además la escala de aportes prevista para los profesionales nuevos, al tener más categorías con menores saltos, por un lado amortigua los aportes y por el otro empuja hacia abajo el promedio para calcular el sueldo básico jubilatorio.
5 Aumento de la Edad Jubilatoria a 65 años
La edad jubilatoria empieza aumentar a partir de las personas nacidas en 1970 (para el régimen de BPS es a partir de 1973), en general se fija la edad jubilatoria en 65 años al igual que lo hizo el gobierno de la derecha. Esto lo votaron blancos, colorados y frenteamplistas, incluso algunos personajes que hacía 8 meses posaban con la papeleta del “SÍ” como Constanza Moreira y el ex presidente de FUCVAM Gustavo González.
En definitiva, esta reforma es un ajuste fiscal que no deja contento a nadie y producto de las negociaciones dio a luz una creación digna del Dr. Frankestein. La derecha le torció el brazo al gobierno, hizo aumentar el aporte estatal y amortiguó el golpe a los profesionales que ganan más, pero la mayoría de los profesionales que son parte del pueblo, seguirán penando para estar al día, sabiendo que se van a jubilar por menos.
Cabildo Abierto, Identidad Soberana y Gustavo Zubía no votaron el proyecto. Con matices criticaron la solución pero no se animaron a presentar su posición de fondo: que la ley no salga y que el Estado tenga que asistir a la Caja como lo hace con la Caja Militar.
Los profesionales jóvenes y los trabajadores de la Caja
La Caja es impopular entre los profesionales jóvenes, es un obstáculo para empezar a ejercer con lo onerosa que es y además el sistema de aportes por fictos es injusto y regresivo. Además hay otros problemas peores, como la precarización laboral con encubrimiento de relaciones de dependencia, el multiempleo, etc. Los jóvenes no se sienten representados por las viejas asociaciones corporativas, se autoperciben más “trabajadores” que “profesionales” y algunos (no tantos) se afilian a los sindicatos, sobre todo en el sector público.
Por último, los funcionarios de la Caja pidieron pasarse al BPS, la ley les impone aportar a la Caja de Profesionales cuando en realidad son empleados dependientes y tienen muchos menos derechos que otros empleados del sector privado al cual pertenecen, es una infamia que nadie tuvo en cuenta.
Nuestra visión y qué propondríamos
En lo inmediato es correcto rescatar a la Caja, pero la reforma debió contemplar el ajuste con aportes progresivos, gravando más al que factura más y a las categorías más altas excluyendo las más bajas y también debió emplearse el mismo criterio con el impuesto a las jubilaciones, gravando más, a las más altas y con más escalas.
En el mediano plazo LA CAJA DE PROFESIONALES SE TIENE QUE DISOLVER y que sus aportantes pasen al BPS, borrar el sistema de fictos y que se aporte por ingreso real y que se respete lo aportado en años anteriores. Esto además viene de la mano con iguales prestaciones para todos en materia de enfermedad, sobrevivencia, maternidad, etc. Además hay que unificar las luchas por jubilaciones dignas, con mejor tasa de reemplazo.
Sobre el aporte de rentas generales
El aporte del Estado es ineludible, pero hay que ser conscientes de que las jubilaciones de la Caja de Profesionales, se van a sostener gracias al aporte de los jubilados del BPS que ganan mucho menos. La jubilación mínima que paga el BPS está rayando la línea de pobreza, mientras que la de la Caja es del doble o más y la jubilación profesional promedio es de $90.000. Mientras el BPS tiene casi 500.000 jubilados, la Caja de Profesionales tiene poco más de 15.000. Por lo tanto, debe existir un aporte razonable de rentas generales, porque el Estado es CULPABLE de esta situación y tiene que hacerse cargo, pero mientras la Caja subsista, sería tremendamente injusto que los profesionales activos y jubilados no hagan ningún sacrificio, sobre todo los que ganan más.
Para otras cosas, la plata aparece más rápido y sin trámite
Es inevitable hacer mención a la Caja Militar. Sin trámite alguno, a Orsi no le movió un pelo para transferir U$S 500 millones para financiar las jubilaciones de privilegio de generales, coroneles y demás oficiales de las Fuerzas Armadas (entre ellos Manini).
Y sin trámite y al grito de Ruibal, el gobierno desembolsó U$S 140 millones para el tren de UPM, mientras el ferrocarril nacional está muerto en vida. Y ni hablemos de los pagos de la deuda externa y las transferencias a las AFAP. En resumen, los políticos son rápidos y eficientes para cumplir con los milicos y con el gran capital ya que éste es su verdadero patrón; pero para asistir a los trabajadores, siempre habrá algún largo entuerto parlamentario.
Pablo Hernández






